La importancia de tener una reserva de emergencia

Publicado por Christian Velasco en

¿Qué es la reserva de emergencia? ¿Por qué es importante tener una? ¿Cómo puedo hacer para comenzar a construir mi reserva de emergencia? 

Todos aquellos que comenzamos a preocuparnos por educación financiera hemos visto que independiente del autor, cualquier libro o texto de referencia nos sugiere tener una reserva o fondo de emergencia. 

Siendo así, todas esas preguntas y provocaciones iniciales ya pasaron por mi cabeza, ya me hicieron pensar, reflexionar y buscar información al respecto. 

Sólo que antes de entrar en detalle les contaré la historia de Antonio, un joven muy talentoso, inteligente y exitoso profesional que se creía imbatible y que las desgracias nunca tocarían su puerta. 

Estaba todo tan bien, y de repente todo se desmoronó

Antonio es un joven de 27 años que financieramente está quebrado, actualmente está sin empleo y no tiene ni un centavo de ahorro.

Se pregunta y se dice a sí mismo con frecuencia: ¿por qué yo?, ¿cuál será el motivo de tener tanta mala suerte?. “Estaba todo tan bien, y de repente todo se desmoronó”.

Efectivamente, todo estaba yendo viento en popa, o por lo menos así lo percibía Antonio. Sin embargo, cometió varios errores financieros que lo llevaron a las ruinas. Vamos a entender los motivos principales por los cuales Antonio llegó a esa situación. 

Hace 3 años, Antonio volvió a su tierra natal después de formarse en el extranjero con todos los honores debidos. Volvió a vivir a la casa de sus padres y se dijo a sí mismo: “hasta que encuentre trabajo me mudo”.  

Por su buena calificación profesional encontró trabajo rápidamente en una multinacional y así comenzó su carrera promisoria.  

Pasaron los primeros meses y Antonio comenzó a cometer sus primeros errores financieros. Se compró un auto de lujo y del año financiado por el banco. No fue difícil obtener un préstamo porque Antonio gozaba de un salario más que aceptable y al final de cuentas no tenía gastos porque todavía vivía con sus padres. 

Con su nuevo juguete en manos también comenzó a frecuentar más fiestas, a visitar los restaurantes más caros de la ciudad y a tener una vida bastante agitada. Sus padres que siempre lo habían criado con disciplina le reprochaban esa actitud. 

Antonio por su parte reclamaba que ya no era un niño y que lo dejaran vivir su vida. Al final de cuentas él ya había vivido cinco años prácticamente solo en el extranjero y a esas alturas él pagaba sus propias cuentas.

Con sed de autonomía e independencia, decidió salirse de la casa de sus padres y se compró un super departamento a estrenar en el mejor barrio de la ciudad. Claro, nuevamente con financiamiento bancario. 

Ese fue el segundo y gran error de Antonio porque además de comprarse algo mucho más grande y lujoso de lo que él necesitaba, no contaba con todos los otros gastos extras que involucran vivir solo, cómo ser: seguros, expensas de condominio y servicios básicos.

Además que tuvo que sacar otro crédito para poder amoblar el departamento. De esta manera, al cabo de unos meses de trabajo, Antonio tenía prácticamente 70% de su salario comprometido únicamente con pagar al banco: su vehículo y su departamento. 

El resto del 30% los gastaba en salidas a fiestas, a bares, a restaurantes caros, compraba artículos de lujo comprometiendo su tarjeta de crédito y también comenzó a viajar bastante adquiriendo paquetes promocionales que encontraba en outlet de viajes. 

Ese fue su tercer y gran error, Antonio nunca pensó en guardar dinero. Se creía imbatible, que nunca nada malo le pasaría.  Lo consolaba pensar que su ahorro era su departamento y su auto.  

Al cabo de dos años y medio, el resultado de ese ritmo era el siguiente: no tenía un solo peso ahorrado, ni pensar en una reserva de emergencia, había engordado 10 kg, gastaba sin medida y vivía en piloto automático.

El ciclo semana a semana se repetía: intentar trabajar los lunes de resaca, trabajar el resto de la semana esperando que sea viernes. Luego, en un pestañeo el fin de semana se acababa, ya que lo pasaba durmiendo durante el día y de fiestas por las noches. Y así sin quererlo, era lunes nuevamente. 

Pero su círculo de amigos no pensaba así, era todo lo contrario. Era la envidia de todos, pues  se daba la vida que quería, viajaba bastante, tenía un carro y departamento de lujo y cambiaba de enamorada con bastante frecuencia. 

Las desgracias y la mala suerte siempre están al acecho

Solo que como nada es para siempre (ni lo bueno, ni lo malo), cuando empezaba su tercer año en la empresa, llegó la pandemia del Coronavirus. 

La compañía donde trabajaba fue afectada e impactada directamente por la crisis, y al cabo de pocos meses se vio en la obligación de despedir a gran parte de los funcionarios. Entre ellos estaba Antonio.  

Para Antonio las desgracias y la mala suerte comenzaron en ese momento. Ya no gozaba del salario alto y de la estabilidad que le permitía la multinacional. 

Fueron pasando los meses y el banco comenzó a cobrarle multas cada vez más altas por la falta de pago de sus obligaciones. 

Rápidamente pensó: “alquilo mi departamento y me vuelvo a vivir con mis padres”. Solo que debido a la crisis no estaba tan fácil alquilar. Peor aún, un departamento tan caro con expensas de condominio elevadas.  

Antonio no tenía moral para pedirles dinero a sus padres. Primeramente, porque estaba consciente que ellos solo vivían de una jubilación. Y por último, sus padres le venían reprochando con frecuencia su actitud irresponsable. 

La crisis había empeorado con los meses. A esa altura, ya estaba viviendo con sus padres nuevamente, para economizar en los gastos del día a día. 

Había vendido su carro a precio de “gallina muerte”, el valor de la venta fue prácticamente para pagar su deuda del banco con el vehículo. 

Su otra deuda financiera, mucho mayor por cierto, continuaba acumulando intereses en multas, y ya estaba siendo notificado que si no regularizaba prontamente el banco tomaría pose del departamento hipotecado. 

Después de algunos meses de pandemia, continuaba sin un trabajo formal. Ya era un hecho que el banco le quitaria su departamento. 

El dia que le tocó entregar las llaves del departamento al mismo oficial de crédito que en su momento con mucha diligencia le había ayudado en las gestiones para la aprobación.

Cuando se encontraba de retorno a la casa de sus padres, con la desolación, humillación y la tristeza invadiendo su alma. Antonio se pregunta y se dice a sí mismo: ¿por qué yo?, ¿cuál será el motivo de tener tanta mala suerte?. “Estaba todo tan bien, y de repente todo se desmoronó”.

Mala suerte o malas decisiones

La historia de Antonio puede parecer bastante trágica. Sin embargo, si analizamos las actitudes de Antonio, son las actitudes de muchos de nosotros que nos creemos imbatibles, que las crisis nunca llegarán y que las desgracias les pasan a otros menos a nosotros. 

Debemos ser conscientes que las decisiones financieras que tomemos pueden traernos consecuencias severas muy grandes. La mayoría de las veces no es mala suerte, son malas decisiones.

Es importante siempre evaluar escenarios pesimistas, pensar: ¿Y si pasa esto qué hago? ¿Y si pasa lo otro cómo me protejo?.

Los errores básicos de Antonio fueron adquirir grandes deudas financieras, pensando que tenía la seguridad de un salario alto y un empleo estable. Y claro, no ahorrar ni pensar en tener una reserva de emergencia. 

Reserva de emergencia, puede librarnos de las ruinas

Hay hechos que son imposibles de predecir, la pandemia prácticamente nadie la predijo. Sin embargo, cabe a nosotros protegernos y prepararnos financieramente para ese tipo de eventos desagradables. 

Es para ese tipo de situaciones que existe el fondo de emergencia, debemos tener una reserva que nos proteja de las desgracias. No estamos exentos de accidentes, enfermedades, crisis o despidos en el trabajo. 

Los seguros, sin duda son una forma de protección. Sin embargo, la reserva de emergencia es un arma fundamental para evitar caer en las ruinas.

Esta pandemia nos enseñó que sí es posible una crisis mundial que puede dejarnos sin trabajo o disminuir nuestros ingresos drásticamente. 

Para no sufrir lo que Antonio sufrió, debemos preocuparnos primero por no cometer errores financieros básicos. En Como no supe antes de comprar mi primera casa vimos que nuestro primer inmueble no necesita ser la casa de nuestros sueños. 

Cuando recién estamos empezando, no tenemos mucho dinero para dar una entrada aceptable que nos permitirá negociar las condiciones del préstamo. Pudiendo así, disminuir los intereses del préstamo para obtener cuotas mensuales menores. 

Sin duda alguna, otro gran error de Antonio fue comprar un vehículo de lujo, cero km y con crédito bancario. Así como lo vimos en Como no supe antes de comprar mi primer auto no es para nada una buena estratégia adquirir un bien perecedero con préstamo bancario (el auto se deprecia y pierde valor con los años). 

Debemos ser responsables, razonables y realistas. No olvidemos la pirámide de Maslow, cubramos primero las necesidades básicas. Es posible vivir en un departamento menos lujoso y no necesitamos un auto del año (cero km) para transportarnos. 

Por último, caso ya estemos con deudas y con nuestro salario super comprometido, lo que debemos hacer es preocuparnos por crear una reserva de emergencia.

Así, caso pase algún problema inesperado, situaciones complicadas y que no están bajo nuestro control como ser: crisis, pandemias o despidos. Vamos a tener un respiro y no vamos a tomar decisiones erradas por la desesperación. 

Si Antonio durante esos dos años de vacas gordas, en vez de gastar sin medida, se hubiera preocupado en tener una reserva de emergencia de 6 meses.

Muy probable que habría podido cumplir con sus obligaciones financieras y no habría tenido la necesidad de vender su carro a precio de “gallina muerte”, o mejor aún, el banco no le hubiera quitado su departamento. 

No existe una regla única en relación a la reserva de emergencia, lo aconsejable es tener un fondo que nos permita cubrir nuestros costos de vida de 3 a 6 meses.

Espero que esta historia te ayude a reflexionar, todos somos propensos y estamos expuestos a desgracias o eventos inesperados. Ojalá no seas como Antonio y que nunca digas “Como No Supe Antes”. 


5 comentarios

Principales trampas financieras que debemos evitar - Como no supe antes · septiembre 2, 2020 a las 10:04 am

[…] e imprevistos pueden y van a pasar. La mejor herramienta para ello es la reserva de emergencia, aquí puedes aprender un poco sobre su […]

¿Cuanto se necesita para alcanzar FIRE? - Como no supe antes · septiembre 14, 2020 a las 10:47 am

[…] leyeron en Como No Supe Antes, la importancia de tener una reserva de emergencia. Armaron la suya hace bastante tiempo atrás que los cubre en caso de cualquier emergencia por 6 […]

8 Lecciones financieras que nos deja la crisis del coronavirus - Como no supe antes · octubre 21, 2020 a las 6:35 am

[…] situaciones complicadas que nadie está exento de atravesar. Tenemos un post previo que habla sobre la importancia de tener una reserva de emergencia y cómo ésta puede prevenir que caigamos en una ruina […]

2 Plataformas para comprar acciones - Como No Supe Antes · enero 31, 2021 a las 6:55 pm

[…] antes de invertir es indispensable que pagues todas tus deudas malas, tengas tu fondo de emergencia armado y ya recién con tus ahorros restantes comiences a […]

Horizonte de tiempo en nuestras inversiones - Como No Supe Antes · marzo 3, 2021 a las 6:47 am

[…] Por las características que las inversiones de corto plazo ofrecen es aconsejable colocar nuestras Reserva de Emergencia en este tipo de inversión. Si no tienes aún tu reserva de emergencia te aconsejo leer el post de “La importancia de tener una reserva de emergencia”. […]

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